Una vez Shango se encontraba en una
mala situación. Se encontró con Elegba,
a quien le lo que le pasaba y le dijo que él iba a ver si Obatalá lo ayudaba a
remediarla. Cuando Elegba vio a Obatalá le dijo: baba Shangó está muy mal y
necesita que lo ayude. Obatalá le respondió
que le trajera a Shango. Cuando Shangó llegó ante Obatalá, éste le dijo: te voy a ayudar para que te encamines y
se quitó la capa de dos colores que
tenia blanca y roja, la sandalia , la corona 16 quimbombo que llevaba
puesta, le prestó su caballo y le dio
una torre de ori diciendole: ve a recorrer los pueblos que vas con mi bendición.
Así lo hizo Shango y salió con el
caballo de Obatalá vendiendo manteca de
cacao por los pueblos. En su recorrido llegó a un pueblo situado en tierra yeza
donde gobernaba una mujer. Al entrar al pueblo vestido vistosamente con los
atuendos de Obatalá, todos creyeron estar
en presencia de un rey por lo cual al llegar al oído de la reina ésta también salió
a recibir a Shango como a un nuevo rey.
Shango al ver a esta mujer tan linda quedó
impresionado por tanta belleza. La reina,
al ver que la estaba mirando tan fijamente se arrodilló ante él. Shangó se bajo
del caballo y le dijo: ¡eso no puede ser!
el que tiene que arrodillarse delante de usted soy yo. En ese momento, se le cayo la corona y la
reina, que se llamaba Oshun, se
quitó su corona y se la puso. Shangó le puso a ella la corona de 16 quimbobo lográndose
así el matrimonio entre estos dos santos.
Shango se instaló en el palacio y
comenzó a gobernar a aquel pueblo. Pasado un tiempo, Obatalá se encontraba en una situación precaria y se acordó de la ayuda
que le había dado a Shango. Llamo a Elegba
y le dijo: ve a donde esta Shango y
cuentale la situacion que estoy atravesando a ver si me ayuda.
Elegba llegó donde Shango y le contó lo que ocurría a Obatalá.
Shango le contesto: yo tengo muchos
problemas de Estado, Obatalá sabe de las
preocupaciones que esto trae y por lo tanto, no puedo atender a nadie.
Cuando Elegba le contó a Obatalá la respuesta de Shango, ayaguna se enfureció y lleno de soberbia
irrumpió en el palacio cantándole a Shango: 'ayaguna bario letu letu pami ogue miasho'. Después de cantar
esto y decirle mal agradecido en distintas ocasiones le aseveró: mientras el mundo sea mundo tus hijos se
tengan que coronar otra vez tendrá que contar conmigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario