El origen de la Santería o Regla de Osha que conocemos hoy, se ubica en la cultura
de los pueblos del Caribe (Cuba) y América (Brasil, Puerto Rico, Venezuela,
Haití y México, entre otros. En la actualidad es difundida en muchos otros
países, ya no sólo la practican los viejos negros de África, sino que también,
personas de otras razas.
Sus inicios están en África,
específicamente en una tribu de Nigeria donde Grandes sacerdotes de la religión
transmitían su conocimiento de generación en generación por vía oral por cuanto
no conocían la imprenta. Por esta misma vía fue conocida en muchas de las
regiones dominadas por los españoles, los cuales obligaban a los esclavos a
seguir la religión católica, quienes eran muertos o castigados por no se seguir
sus creencias.
Lo que jamás pudieron los
sacerdotes Católicos a pesar de los castigos a los que sometieron a los esclavos, fue hacer que estos abandonaran su fe, sus santos y sus altares. Jamás pudieron ejercer el poder de su fuerza en
sus creencias. Los viejos Santeros se las ingeniaron para esconder sus Orishas
y fundamentos detrás de las Figuras e imágenes católicas y los españoles
creyeron haber convertido a los esclavos al cristianismo. Ellos oraban realmente a sus Orishas mientras
aparentaban hacerlo a los santos del dominador. A partir de esto, surge lo que
se ha denominado la Sincretización de la regla de ocha con los santos católicos.
Los antiguos Santeros fueron llevados
a otros países para continuar con su trabajo o para ser vendidos a otros amos,
quienes ignoraban que junto al esclavo, también cargaban con una religión llena
de sabiduría y profundo conocimiento de las fuerzas y energías de la
naturaleza. De esta manera se empezó a difundir la santería, cuando los
esclavos llegaron principalmente a Cuba y Haiti y luego, a muchos otros países.
Los africanos llevados a
Cuba, aparte del culto a los Orishas o "Regla de Ocha", también desarrollaron una nueva forma de
organización religiosa: el Secreto Sociedad Abakuá (desarrollado cerca de
puertos y los muelles, en particular en La Habana, Matanzas y Cárdenas, en la
costa norte occidental de Cuba, conformado sólo por hombres), es el único de su
tipo en América, y representa un fenómeno común en el oeste de África. Otra organización
fue "Las Firmas de los Santos en El Palo Monte" o "Regla
Conga", secta religiosa de origen bantú practicado en la isla. Para los
Abakuá o "ñáñigo", el sentido del honor se manifiesta como la
hombría. Es una sociedad de ayuda mutua, desarrollado por primera vez entre los
antiguos "Cabildos de Nación" (sociedades que mantienen vivas las
lenguas africanas, tradiciones y creencias), entre esclavos y criollos negros
que estaban involucrados, y más tarde los mulatos y blancos.
El Palo Monte abarca numerosas
liturgias: "Mayombe" (que reúne a los que trabajan con los muertos),
el "Kimbisa" o "embisa" (a los que hacen las bebidas dedicada
a la curación de enfermedades), el "kinfuiti" (su trabajo es llorar a
los Muertos) y el "Briyumba" (que abarca todo). La Santería incluye
diferentes niveles de iniciación y categorías sacerdotales. Entre los más
conocidos: "Babaloshas" y "Iyaloshas", en cuba como
"Santeros".
Un lugar importante lo ocupan los "awuses"
o "babalawos" (palabra yoruba que viene de "baba" «padre» y
«awo" «secreto»). En Cuba, existen categorías intermedias diversas que
requieren un conocimiento incalculable y un talento artístico para su culto
como el "batá alu" o "tamboreros", responsable de la
interpretación de música de los Orishas "para ritual". Utilizan tres
tambores en la ceremonia: el "Iyá" (el más grande), el
"Itótele", y el tercero es el "okónkolo" (el más pequeño).
El "Ile-ocha" de la santería
es el llamado "toque de santo", en cuyas ceremonias no podía hacer
distintas funciones que: la de iniciación, la de presentación del tambor, de
cumpleaños, el de la funeraria o el día del santo católico, así como las partes
para "divertirse" con los santos que son los "toques de
güiro" (abwe o cekeré). Para ser Santero o iniciarse como tal, la persona
debe estar bautizado por la Iglesia Católica, aunque durante su vida como
"santero" vaya a responder a la "Regla de Ocha".
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